AS: Bienvenidos a este foro de discusión sobre el «Territorio Ancestral de la Línea Negra». Hoy nos acompaña Natalia Giraldo Jaramillo, investigadora que ha explorado profundamente las relaciones sagradas y territoriales de los cuatro pueblos serranos: Kággaba (Kogui), Iku (Arhuaco), Wiwa y Kankuamo, quienes habitan y protegen la Sierra de Gonawindúa, conocida comúnmente como la Sierra Nevada de Santa Marta.
Natalia, cuéntanos más sobre esta visión del territorio como un espacio sagrado.
Natalia Giraldo Jaramillo: Gracias. La «Línea Negra» no es solo una delimitación física; para los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, es una red viva de espacios sagrados que conectan lo espiritual con lo material. Existe una relación integral entre la tierra y el mar que da origen a la vida. Desde esta perspectiva, los lugares sagrados no son puntos aislados, sino nodos interconectados que sostienen el equilibrio del mundo.
Los pueblos Kággaba, Iku, Wiwa y Kankuamo ven su papel como guardianes de la vida en todas sus dimensiones. Al comprender sus filosofías ancestrales, nos acercamos a una lectura del territorio desde lo ambiental, pero también desde lo espiritual, territorial y maritorial. Es esencial comprender que, para estos pueblos, cuidar la Sierra es una responsabilidad heredada, no una opción.
AS: Esta lectura en clave territorial y maritorial que mencionas, Natalia, ¿cómo nos puede ayudar a enfrentar los desafíos de conservación hoy en día?
Natalia Giraldo Jaramillo: Creo que la mirada ancestral nos brinda una base sólida para repensar nuestras prácticas de conservación. Los pueblos indígenas no solo preservan la biodiversidad de la Sierra Nevada de Santa Marta, sino que también mantienen una relación simbiótica con ella. Esto es algo que las estrategias convencionales de conservación a veces dejan de lado. Ellos comprenden que la naturaleza es un ente viviente que necesita ser cuidado para que las futuras generaciones puedan seguir existiendo con una naturaleza saludable.
Este sistema de pensamiento ofrece ciertas respuestas a tensiones actuales entre el desarrollo económico y la conservación ambiental. Los indígenas de la Sierra han enfrentado durante años presiones externas, como el turismo desmedido, la minería y la agricultura intensiva, lo que genera un choque entre su manera de vida más cercana a las condiciones naturales y el desarrollo de la modernidad.
AS: Entonces, ¿podríamos decir que estas transiciones tienen que ver más con el respeto a su cosmovisión y menos con la imposición de prácticas externas?
Natalia Giraldo Jaramillo: Exactamente. Es fundamental reconocer que las transiciones que proponen estos pueblos no se alinean con las nociones occidentales de desarrollo. Ellos proponen una conservación que no separa lo natural de lo humano. Esto abre una puerta para que otras culturas también reflexionen sobre las relaciones con la naturaleza y cómo se puede aprender de su forma de preservar la vida en equilibrio.
AS: Con esto en mente, ¿cómo pueden los no indígenas apoyar esta visión de respeto por el territorio?
Natalia Giraldo Jaramillo: Lo primero es escuchar y aprender. Las comunidades indígenas nos invitan a comprender su visión desde el respeto profundo. Colaborar con ellas no debe significar imponer modelos, sino trabajar de la mano para encontrar soluciones que respeten su autonomía y sus prácticas ancestrales a la vez que se aprende mutuamente. El diálogo intercultural es clave. También es necesario promover políticas que respeten la Línea Negra como un territorio ancestral, evitando las actividades extractivas que amenazan su equilibrio.
AS: Muchas gracias, Natalia, por compartir esta perspectiva tan enriquecedora. Para cerrar, ¿qué mensaje final te gustaría dejar para nuestros lectores?
Natalia Giraldo Jaramillo: El futuro de la biodiversidad en la Sierra Nevada de Santa Marta depende de entender que es mucho más que un lugar físico y que, al protegerlo, no solo protegemos la biodiversidad, sino también una forma de entender y vivir el mundo. Este conocimiento ancestral es vital para la vida de todos nosotros.
Este intercambio entre la investigadora Natalia Giraldo y los asistentes subraya la necesidad de reconocer la riqueza de las filosofías ancestrales y su potencial para ayudar a conservar la vida en todas sus dimensiones. Como la Línea Negra sugiere, no solo estamos hablando de una conservación ambiental, sino de un profundo compromiso humano con la vida misma.
¿Qué piensas sobre la visión indígena del territorio? ¿Crees que hay lecciones que podríamos aplicar a nuestras propias comunidades? ¡Comparte tus ideas en los comentarios!
Cordial invitación
CAMINO EN ESPIRAL. (pdf)
TERRITORIO SAGRADO Y AUTORIDADES TRADICIONALES
EN LA COMUNIDAD INDÍGENA IKU DE LA SIERRA NEVADA
DE SANTA MARTA, COLOMBIA