La crísis reincidente en el suministro de agua potable en 2015 para la población creciente de Santa Marta es igual a las anteriores, pero ahora somos más y esta vez los pronósticos sobre la ausencia de lluvias los vemos en el entorno, la sentimos en la baja presión del suministro del líquido vital y no es hora de llorar por el agua del cántaro derramado.
Se trata ahora de no volver a desperdiciar y de eso estamos seguros que la mayoría de amas de casa aprendieron la lección reciente del año 2014, por lo que podemos afirmar que los hogares samarios tienen un mayor grado de conciencia y por ende -y por el bien de todos- esperamos que la crísis en el desabastecimiento al bajar los caudales que nunca se recuperaron del todo, que tampoco se limpiaron como debía, etc, nos permita llegar a la anunciada solución definitiva para el acueducto samario.
El agua tratada se desperdicia y como cada día la concentración de la población en centros urbanos que se alejan de lo natural para vivir y disfrutar de todos los elementos que lo contemporáneo ofrece, inmersos en la tecnología que nos rodea ya como extensiones del cuerpo y de los sentidos pero a costa de exprimir unos recursos no renovables -por lo menos no tan rápido para que una generación lo vea- nos aleja del ejercicio diário de pensar que cada gota que desperdiciemos le hará falta a las siguientes generaciones.
Esta es una campaña conjunta de la Empresa de Acueducto y la Administración Distrital de Santa Marta.
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